Este pequeño pueblo, como ya hemos explicado anteriormente, está situado en la comarca de El Maresme, ésta a su vez se encuentra al norte de la provincia de Barcelona, cuyo club de fútbol es, sin duda alguna, uno de los más célebres de la historia de este deporte y da expansión y trascendencia a través de todo tipo de fronteras a nuestra querida Comunidad Autónoma: Cataluña.
Antes de nada, conviene señalar que Sant Andreu de Llavaneres fue un barrio rural de Mataró que se convirtió en pueblo después de lograr la independencia en el siglo XVI, tras el año 1543, pero vayamos paso por paso.
Llavaneres durante el período Neolítico y bajo el Imperio romano
Las primeras personas que habitaron la misma zona geográfica sobre la que hoy se encuentra nuestro pueblo, se alojaban en la zona de Llavaneres hace más de 6.000 años. Existen varios sedimentos como el yacimiento arqueológico más antiguo, las Rocs de Sant Magí del 4.000 a.C. (Rocas de San Magín). Durante este periodo, a pesar de haber descubierto yacimientos y distintos restos, está claro que no existía un núcleo de sociedad en la zona.
Bajo la sombra del Imperio romano, en lo que hoy en día se conoce como el barrio costero de Can Sanç, también hay constancia de que hubo distintas villas que vivían vendiendo recolectas de viñedos y olivos a la ciudad de origen romano conocida como Iluro.
Bienvenidos a la Edad Media
Ya hemos comentado anteriormente que, durante esta época, la parroquia llavanerense era parte de Mataró, esta región a su vez era gobernada por los señores de Mata desde el Castillo de Burriac. El caso es que el abuso excesivo de la nobleza sobre el campesinado, empujó al pueblo a pedir ayuda al rey. A fin de cuentas, la Corona de Aragón tomó posesión de Mataró bajo el mandato de Alfonso V, conocido como el Magnánimo y el Sabio. A pesar del cambio, el feudalismo siguió oprimiendo a la base social hasta finales del siglo XV, momento en el que Fernando el Católico otorgó a la Universidad de Mataró el nivel de callejero de Barcelona, sumando a las parroquias de Mataró, Llavaneres y Sant Vincenç.
Más tarde, el 1 de mayo de 1543, llegaría el día en que Carlos I, rey de España, autorizaría a las dos parroquias de Llavaneres; Sant Andreu y Sant Vincenç, a independizarse de Mataró y construir sus universidades exclusivas, o lo que es lo mismo, formarían su propio ayuntamiento con alcalde propio. Una vez por su cuenta, esta nueva sociedad duró poco más de treinta años, cuando fueron separadas una vez más, justo a las puertas del siglo XVII.
El monarca Felipe II privilegió a Sant Vincenç levantar una Universidad propia Independiente de Sant Andreu de Llavaneres. Tras su independencia, comenzó un período de júbilo y remodelación del pueblo, se construyeron distintos edificios eclesiásticos, retablos y surgieron artistas que dejaron huella en la historia local, a principios del siglo XVII, la población de las parroquias de Sant Andreu y Sant Vicenç era de unas 400 personas.
Prosperidad emergente, crisis agrícola y el comienzo del modelo turístico
Entre 1600 y 1700 se comenzaron a crear las primeras calles propiamente dichas que a día de hoy conforman el casco antiguo de Sant Andreu de Llavaneres, su centro histórico. A mediados del siglo XVII comenzaron a surgir pequeños focos de la peste bubónica, que cavaron la tumba de casi un centenar de vecinos.
A lo largo del siglo siguiente, se empezaron a conformar viviendas en los barrios más cercanos a la costa, los pescadores abandonaron sus hogares más alejados y transformaron sus cobertizos y lugares de trabajo en sus propias casas, también se levantó una iglesia y un templo religioso en la segunda mitad del siglo y a comienzos del XVIII respectivamente.
Sin embargo, todo periodo de prosperidad, suele verse afectado por un bajón. Al fin y al cabo, todo lo que sube, baja. A finales de 1900, plagas de la filoxera invadieron la vid y los naranjos, que hasta ese momento habían tenido una importancia capital y la ganadería de la langosta también se vio afectada de manera desastrosa.
Gracias a Dios, pudieron sobrevivir gracias a la siembra de algarrobos mediante la cual pudieron abastecer a su ganado y a sí mismos. En cualquier caso, entre las sociedades más elitistas de Barcelona, también comenzaron a sonar rumores sobre el páramo precioso que suponía Llavaneres y poco tardó en convertirse en el destino turístico recurrente de muchas familias adineradas de la Ciudad Condal.
Desde el apogeo cultural y la modernización hasta nuestros días
En cuanto a temas que hoy en día son cruciales para todos nosotros como el arte o la arquitectura modernista tan representativos de Llavaneres, se le pueden achacar a la llegada de la burguesía de Barcelona a sus calles. A finales del siglo XIX también apareció el teléfono y comenzaron a plantar farolas por las callejuelas empedradas, por no hablar de la línea ferroviaria que también construyeron empalmando Mataró, Arenys de Mar y Sant Andreu de Llavaneres. Durante los veranos, la ciudad se transformaba de cabo a rabo, organizando eventos, mercadillos e incluso espectáculos.
Por último, ya hemos comentado anteriormente el crecimiento demográfico que sufrió Llavaneres entre el siglo XX y el actual. Se entiende que, tras el asentamiento como destino turístico y la prosperidad de finales de siglo y los primeros años de los 2000 en todo Europa, es natural que destinos como Sant Andreu de Llavaneres creciese como lo hizo y se espera que así siga.
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